Andres, Only the best im the world

lunes, 9 de marzo de 2020

Los toros bravos, descubren a los toreros malos.







REFRÁN TAURINO.

Los toros bravos, descubren a los toreros malos.



EL FARAÓN DEL TOREO, FIRMÓ SU ÚLTIMO CONTRATO.

Y la leyenda siguió aún después de comenzar la historia. Una historia que necesitaba como artículo de fe el encantamiento de sus genialidades, porque si no, resultaría falsa. De esa misma historia que le cedió la Palma dentro de la mejor lid, a la leyenda porque hay veces que las razones del cerebro nada pueden ante el ímpetu de un corazón que siente y ama en español. Y la leyenda de Rafael fue muy fácil de esquematizar:
Bondad más bondad, igual a todo un hombre de corazón, un corazón muy grande.
Rafael Gómez Ortega “ El Gallo “ se consumió. Su última espanta fue para con la vida misma.
Su garbosa figura, su flamenco sevillano ( habiendo nacido madrileño) pasó de la vida al mundo de los recuerdos, no sin antes firmar un contrato en exclusiva y para siempre con el sumo hacedor. El arte de Rafael se fue divinizando para su entrada en el cielo.
Solo se llevó su arte, su ingenio, su socarronería y sus espantadas; junto a todo lo que hizo bueno con su prójimo. La vida acaba, nacer y morir van unidos, se nace para morir.
Eran tiempos de trenes, tiempos en los que se podían escribir poemas a señoritas dignas de ser morenas y andaluzas y atreverse a ir a una plaza de toros y hasta gustarle la fiesta brava, esa que hoy en día no se descubre en ella toda su belleza y emoción.
Estos tiempos de sabedores de prohibiciones, le pese a quien le pese y mientras viva, seguiré proclamando a una morena meciendo el vuelo de su cabello sobre su cintura camino de los toros: GUAPA, GUAPA Y GUAPA.



ESA ES LA CUESTIÓN.

En una tertulia taurina de la que formaba parte el que fue notable matador de toros José Roger “
Valencia “ se hablaba de las plazas de toros que tenían el mayor redondel. Salieron a colación, la de Madrid, Murcia, valencia, Linares, Puerto de Santa Maria etc. hasta que el mencionado diestro intervino diciendo:
El mayor ruedo que yo he visto en mi vida, es el de la antigua plaza de toros de Lima ( Perú.) Daba uno la vuelta al ruedo y pasaba hambre.
Se permite exagerar
al mencionarse estos casos,
pero hay disparates crasos
que de risa hacen hinchar.








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