Andres, Only the best im the world

martes, 24 de marzo de 2020

Claveles en el albero, siempre agradece el torero








Por; Luis Muñoz Palomo







REFRÁN TAURINO.

Claveles en el albero, siempre agradece el torero.

ESPAÑOLES ESENCIALES.

Luis Miguel González Lucas ( Dominguin ) admiraba a Franco, y el Dictador apreciaba sinceramente
a Luis Miguel y se divertía con sus audacias y sus irreverencias en las habituales cacerías a las que invitaba Franco al torero, juntos podían simbolizar algo así como el poder y la Gloria. La fama universal del menor de los Dominguines daba lustre a un poder cuestionado del que se convertía en embajador y de paso Luis Miguel se lucraba de la protección de Franco. Además, ambos se consideraban así mismos y recíprocamente, españoles esenciales. Es decir, triunfadores irrepetibles.
Justo es decir que, en ocasiones la generosidad de Luis Miguel usó estas prerrogativas para ayudar a amigos muy poco franquistas y, sobre todo, a su hermano Domingo. Carlos Abella contaba como Luis Miguel intercedió ante Franco por la vuelta y el perdón de otro español “ Esencial “ y universal: Pablo Picasso. Y se comentaba que Franco, tras escuchar a Luis Miguel, llamó a Camilo Alonso Vega, tan rudo e inflexible que se le apodaba “ Don Camulo “ y le dijo: Camilo, da orden de que cualquier persona que venga a España con Luis Miguel Dominguin, pueda entrar sin documentación por cualquiera de las fronteras.
La reacción de Picasso, de ser cierta no dejó en buen lugar la Ética política del genio de la pintura, ni  la firmeza de sus convicciones: mira Luis Miguel:
Yo no tengo nada contra Franco. Lo que pasa es que los comunistas han sido conmigo más cariñosos que los franquistas, por eso son amigos míos.
Conocí la finca De Arroyo Vil propiedad del Conde de Arjillo, padre del Marques de Villaverde, donde Franco invitaba a Luis Miguel a las cacerías, situada aproximadamente a siete Kms. de Mancha Real, dirección Puente del Obispo y Baeza, ver fotografía.







SIN PELOS EN LA LENGUA.




Don Ruperto Bosque, aficionado madrileño, publicó en el año 1897, bajo el título “ Ensayos Taurinos “ varias semblanzas de toreros y a uno de estos, que se quejó de no aparecer entre los retratados, le replicó Bosque así desde un periódico Taurino.

Su queja es del todo vana
y su protesta me sobra..
No le mencioné en mi obra,
Porque no me dio la gana...
Me gusta a fuerza de sincero,
hacer las cosas completas.
No cambian pues las maletas,
Entre tan buenos toreros.
Esta ya el caso explicado
y aquí no ha pasado nada,
Me tiene muy sin cuidado

sábado, 14 de marzo de 2020

De toros pintos y vacas pardas no podía pagar la pension






REFRÁN TAURINO.

De toros pintos, vacas pardas.

NO PODÍA PAGAR LA PENSIÓN.

Juan Belmonte García tartamudeaba. Juan estuvo varios meses en Valencia, nadie pagaba la
pensión de Belmonte; pero el futuro fenómeno continuó viviendo en casa de Julia. Rodeado de máximo cariño y respeto. Julia llegó a enamorarse del de Triana.
No lo diría nunca a nadie, y tal vez no lo supiera ni el propio Juan, si así fuese es que Belmonte tenía una venda en los ojos, lo que no era muy probable, tratándose de un muchacho tan avispado. Todo le parecía poco a Julia para el mozalbete que quería ser torero. Belmonte agradecido, tartamudeando ayudaba lo que podía en las faenas de la casa, de alguna manera había que pagar el hospedaje.
¿ Que pasa en la humilde pensión para tanto movimiento ? pues pasa que Juan Belmonte se vestirá por primera vez con un vestido de torero, va a torear una novillada sin picadores. Julia y sus hermanas están asustadas; Belmonte está pálido creen que tiene miedo y lo animan.
Mala tarde para Juan, un becerrete con muchos kilos, corniveleto le da su bautizo de sangre con una cornada en la pierna. Por la gravedad de su estado lo llevan al hospital.
Julia ha querido verle, está inconsolable. Así no se puede torear decían algunos, como se saca a los toros de la mismísima faja decían otros, que si es una máscara, que si es un genio, que no sabe lo que se hace. Los comentarios eran para todos los gustos.
Dado de alta en la convalecencia, Julia se lo llevó a su pensión. Juan decía:
Cuando yo sea matador de toros cambiara esta casa. Julia se reía ¿ Donde nos edificaras el Palacio señor millonario ? Iban transcurriendo los días y llegó su partida para Sevilla, Juan no podía hacerle frente a lo que adeudaba a Julia, todos lloraban y Julia no lo creía que tuviera que marcharse.
Belmonte volvió a Valencia en plena gloria, siendo el matador de toros de moda, y se hospedó en la misma pensión, en casa de Julia. El Pasmo de Triana cumplió su palabra y Julia y sus hermanas recibieron su protección. Juan pagó muy alto el precio de su estancia, cambió totalmente aquel negocio y lo hizo como siempre, tartamudeando.

EL NOVILLO SALTARÍN.





El día 4 de Diciembre del año 1892 se celebró en Madrid una novillada con cuatro toritos colmenareños de Berrocal, que fueron estoqueados por Miguel Báez “ Litri “ y Juan Ripoll “ Juanerillo “ diestro este que falleció trágicamente en Barcelona víctima de la cornada que le infirió un astado de la ganadería de Arribas.
En aquella novillada hizo su presentación “ Juanerillo “ con poca suerte por cierto. La curiosidad que ofreció dicho espectáculo, fue que el cuarto novillo lidiado casi de noche, saltó al callejón nada menos que veinticinco veces y lo intentó ocho veces más. El novillo se llamaba “ Tachuelo “ colorao ojo de perdiz. Pasando a ser el toro que más veces ha saltado la barrera en la historia del toreo.


Por; Luis Muñoz Palomo







martes, 10 de marzo de 2020

El torero que no hace la cruz al entrar a matar, se lo lleva el Diablo






REFRÁN TAURINO.

El torero que no hace la cruz al entrar a matar, se lo lleva el Diablo.

BELMONTE Y EL GALLO SE QUITARON EL SOMBRERO.

Ocurrió en Barcelona en una corrida a beneficio de la Asociación de la Prensa, el día 13 de Julio del
año 1941 en la que actuaban mano a mano Manolete y Marcial Lalanda con toros de Contreras. La víspera habían toreado un festival Rafael El Gallo y Juan Belmonte, los cuales ocupaban aquel día unas localidades de barrera. El público les había tributado una clamorosa ovación al descubrirlos. La corrida se deslizaba sin ninguna cosa notable que señalar, pues todas las ovaciones eran para Rafael y para Juan, las dos viejas glorias del toreo.
Estos se levantaban y saludaban cortésmente mientras los toreros en el redondel aguantaban el chaparrón.
Pero salió el último toro de la tarde, un toro ejemplar muy bravo al que Manolete le dio una lidia magistral, a sus peones les suplicó que no lo tocaran, al varilarguero de su cuadrilla le mandó que solo le diera un picotazo. Manolete toreo con el capote magistralmente y la plaza se iba convirtiendo en un manicomio.
Manolete brindó la muerte del bravo toro a los dos veteranos matadores y aquello fue el delirio el público no se ocupaba ya de otra cosa.
Rafael El Gallo y Belmonte no eran precisamente dos indocumentados en el toreo a los que se podía engañar con trucos baratos, se alzaban de sus asientos y aplaudían con entusiasmo caluroso. Aquella tarde cortó Manolete en aquel toro, las dos orejas, el rabo y una pata, y los primeros sombreros que cayeron al ruedo, fueron los de Rafael y Juan, sombreros que Manolete se llevó al hotel y con ellos en la mano besó a su Virgen de los Dolores y a San Rafael.
Lo anecdótico de la tarde fue, que Rafael y Juan se personaron en el hotel y Juan le dijo a Manolete:
Venimos a por los sombreros porque los hemos alquilado esta mañana, Manolete le contestó que él pagaba los sombreros pero que eran para él. Así quedó la cosa y Manolete guardó aquellos sombreros con el mayor respeto a dos grandes del toreo.

MIENTRAS TENGA UN CAPOTE EN LAS MANOS.

Rafael Gómez Ortega “ El Gallo “ fue un diestro muy singular y un hombre desconcertante. Cuando su padre Fernando “ El Gallo “ tuvo la certeza de que iba a morir cogió, emocionado, la mano de su esposa “ La Seña Gabriela “ y le dijo:
Gabriela, muero tranquilo porque mientras Rafael pueda tener un capote entre las manos, no os faltará que comer.
José María Cossío en su libro “ Los Toros “ dice entre otras cosas:
Rafael es bonísimo, afable, prudente, cariños, ingenuo, hasta incurrir con frecuencia en lo inocente, a
pesar de su clara inteligencia; melancólico y distraído; compasivo ante las desgracias ajenas, pésimo administrador de los muchos dineros que ganó, buen amigo de los suyos; dispuesto siempre a hacer el bien, por lo que expuso su vida en contables ocasiones en corridas benéficas. Para él la mayor felicidad era que le dejaran hacer una vida plácida, tranquila y sin alteraciones, compensación de las violencias en que le llevó en muchas ocasiones su azarosa vida.
Fernando “ El Gallo “ padre de Rafael, no se equivocó, Rafael con su capote tiró para delante con la casa de La “ Seña Gabriela “








lunes, 9 de marzo de 2020

Los toros bravos, descubren a los toreros malos.







REFRÁN TAURINO.

Los toros bravos, descubren a los toreros malos.



EL FARAÓN DEL TOREO, FIRMÓ SU ÚLTIMO CONTRATO.

Y la leyenda siguió aún después de comenzar la historia. Una historia que necesitaba como artículo de fe el encantamiento de sus genialidades, porque si no, resultaría falsa. De esa misma historia que le cedió la Palma dentro de la mejor lid, a la leyenda porque hay veces que las razones del cerebro nada pueden ante el ímpetu de un corazón que siente y ama en español. Y la leyenda de Rafael fue muy fácil de esquematizar:
Bondad más bondad, igual a todo un hombre de corazón, un corazón muy grande.
Rafael Gómez Ortega “ El Gallo “ se consumió. Su última espanta fue para con la vida misma.
Su garbosa figura, su flamenco sevillano ( habiendo nacido madrileño) pasó de la vida al mundo de los recuerdos, no sin antes firmar un contrato en exclusiva y para siempre con el sumo hacedor. El arte de Rafael se fue divinizando para su entrada en el cielo.
Solo se llevó su arte, su ingenio, su socarronería y sus espantadas; junto a todo lo que hizo bueno con su prójimo. La vida acaba, nacer y morir van unidos, se nace para morir.
Eran tiempos de trenes, tiempos en los que se podían escribir poemas a señoritas dignas de ser morenas y andaluzas y atreverse a ir a una plaza de toros y hasta gustarle la fiesta brava, esa que hoy en día no se descubre en ella toda su belleza y emoción.
Estos tiempos de sabedores de prohibiciones, le pese a quien le pese y mientras viva, seguiré proclamando a una morena meciendo el vuelo de su cabello sobre su cintura camino de los toros: GUAPA, GUAPA Y GUAPA.



ESA ES LA CUESTIÓN.

En una tertulia taurina de la que formaba parte el que fue notable matador de toros José Roger “
Valencia “ se hablaba de las plazas de toros que tenían el mayor redondel. Salieron a colación, la de Madrid, Murcia, valencia, Linares, Puerto de Santa Maria etc. hasta que el mencionado diestro intervino diciendo:
El mayor ruedo que yo he visto en mi vida, es el de la antigua plaza de toros de Lima ( Perú.) Daba uno la vuelta al ruedo y pasaba hambre.
Se permite exagerar
al mencionarse estos casos,
pero hay disparates crasos
que de risa hacen hinchar.